La hegemonía del cuadrado se propone cuestionar el efecto de realidad
ligado a la imagen fotográfica, y los conceptos asociados al discurso que la entiende como
un modo de representación icónico.
De esta manera, el resultado no surge tanto del hecho de hacer fotografías, sino
más bien de señalar representaciones, poniendo en juego en su discurso los elementos
constituyentes de la imagen; y haciendo especial hincapié en la vedutta renacentista
albertiana, su primera condición de posibilidad.
La fotografía entonces pasa a ser el soporte a partir del cual se manifiestan
representaciones anteriores, que no basan su existencia en la constitución material
y tangible – el papel – que las hace perdurar en el tiempo. Su existencia es independiente
del hecho de fotografiarlas.
Sin embargo, al hacerlo, esa primera representación se transforma en una nueva y segunda,
su estatuto ontológico cambia, y su nueva configuración pone en tensión
a esa realidad de la cual parte.