Sala de Estar
LO INTIMO
«Intimus»
(in-dentro + timus-final) = «más interno».
El estar implica tener lugar, lugar para recibir, lugar para estar.
El término Sala de Estar, que se llamó en su origen Sala, está destinado para describir un espacio más informal, un salón de visitas donde, también, los miembros del hogar pueden relajarse, leer, conversar o realizar actividades de ocio. En el siglo XIX la Sala también se llamaba Sala de la muerte (Death Room) ya que se utilizaba para velar a los familiares fallecidos en el hogar. Lugar donde se reunían para las últimas visitas antes del entierro. Lugar para velada funeraria.
La Sala también era el escenario de las fotografías post-mortem. Retratos inquietantes que capturaban la muerte con un cuidado estético. Los rostros serenos, los atuendos elegantes y la puesta en escena buscaban dignificar la pérdida con una belleza fría y turbadora. Imágenes pensadas para perdurar, recuerdos que los familiares conservaban como un último gesto de dignificar la partida. Lugar íntimo familiar
Antes que finalizara el siglo XIX surgió el deseo de transformar ese lugar sombrío en uno dedicado a la vida. Las familias querían mostrar su estatus social a través de sus viviendas, lo que llevó a la creación de lugares dedicados a la recepción de visitas y al esparcimiento. Fue entonces cuando comenzó a promoverse el uso del término Sala de Estar (Living Room) entre las clases altas de la sociedad inglesa que dejaba atrás el período victoriano. Lugar de convivencia y vitalidad dentro del hogar. Lugar en donde se reside.
Un largo rojo pasillo remata en las curvas puertas que demarcan ambos accesos a la Sala de Estar, de carácter íntimo y profundamente vinculado con las relaciones familiares, de Carolina Magnin y Tomás Cambas. Estar en donde hay lugar en el pasado. El pasado da forma, es el tiempo que habita. El pasado ha dejado de ser lugar del recuerdo, mira al reencuentro como herencia de posteridad. Encuentro que los autores se encuentran en la intimidad que reside en cada pieza de su Sala de Estar. Lugar para perpetuar la intimidad.
La noche aparta la mirada hacia lo que no vemos. La gran fuente de luz inquieta; un vacío que profundiza la heterogeneidad de lo que lo habita; un lugar de reposo y contención frente a un exterior que se dispersa, se oscurece persistentemente. Se tensiona. Exterior que no se accede, su puerta está cerrada; impide perder conciencia del cuerpo frente a un horizonte agitado que mira al cielo bajo nuestros pies y evita la caída libre. Lugar del insomnio. .
En contraposición del exterior oscuro, se presenta como un auténtico oxímoron la noche impresionista de Martín Malharro. La mirada se pone en pausa, el pasado es el estar. Se exhibe como un gesto de reencuentro donde reside el sujeto familiar. La Sala de Estar (in-dentro) se estrangula hacia su Sala (timus-final). Lugar donde su temporalidad permanece en la intimidad onírica. Lugar donde se vela el pasado abducido por la luz, lo transforma en lugar extraño, en lugar inquietante. A diferencia del silencio del lugar, este lugar reconoce el abrumador susurro del relato presente de sueños que no reconocen voces. Lugar del sueño.
Carolina Magnin y Tomás Cambas nos invitan a un Estar Irreversible de sentir lo Intimus entre lo que habita y el lugar.
Texto: Fabián Carrere
Sala de estar fue expuesta en Mayo y Junio de 2025 en la galería 34_35 situada en el Palacio Barolo, con curaduría de Fabián Carrere.